domingo, 3 de julio de 2011

Marea Alta







Me asomo al borde de mi barca.
Pequeña y color verde olivo. 
Letras cursivas en lila marcan el nombre de Minerva.


Solté el ancla mientras algunos nos despedían con pañuelos blancos desde nuestro puerto.


Dejamos la costa desde hace un par de horas.
Osilante, Minerva baila insegura entre las olas.


Vamos solas.


Me agarro fuerte a tu timón; 
que apenas estoy aprendiendo a controlar.


A veces algunas aves vienen y se posan en tus velas.
Nos acompañan un rato mientras la marea es estable.
Hacen que veamos al cielo con más frecuencia.
Son la mejor compañía.


A veces no logro estabilizarte, Minerva,
sobre todo cuando las tormentas te llenan de agua la proa. 
Quiero aprender a guiarte a donde espero, 
mientras saco el agua que se acumula en tu cubierta
... pero hacer sola ambas tareas me ha sacado ya algunas llagas.


Contemplo de nuevo a ese azul infinito.
Me emociona y abruma la dimensión de esta incertidumbre.


No me queda mas que aguardar con humildad al viento,
mientras aparece a lo lejos el nuevo horizonte
...porque es mi intención llevarte entera a nuestro destino.


Mientras tanto, he podido disfrutar las noches de marea alta,
mirando al cielo, 
contando estrellas.