miércoles, 9 de mayo de 2012

Postales del Mar









Cadencia de las olas: la terapia gratuita.
Cada que tengo algún momento abrumador el primer refugio idealizado que viene a mi mente siempre es junto al mar.


Quitarse las sandalias y hundir los pies en la arena caliente,
Sentir los minúsculos granos de sal adherirse al sudor de la piel


Caminar hasta donde quedó la última marca de la última ola que acaba de partir.
Esperar a la nueva ola y al primer roce de agua fría en los pies.
Más agua salada y dura.


Sentir como los pies se funden con la arena blanca
El aire caliente en los pómulos que me roban la humedad de la sangre.
Llenarme los pulmones de brisa salina para llevar.


Cierro los ojos y todo lo que escucho es el sonido de ecos, 
de toneladas de agua que revientan sin lastimarme,
de granitos de arena que se compactan a cada golpe,  
...de todo y de nada a la vez.


Mirar al cielo y que el reflejo del sol en mis pestañas me de una postal del mar sobresaturada
No pensar en nada más que en mi minúscula yo.




Creo que necesito vacaciones.



Manía Perfecta










Hoy salí a caminar cerca de casa, sobre Reforma.
El poder sentarme en una de las tantas bancas y tomar una pausa ahí a veces es un regalo.
Mirar a la gente pasar... a quién va de la mano y a quién pasa sólo.
Verlos a los ojos e imaginar sus historias.
Recrear sus días.

Eduardo trabaja a pocas cuadras de mi casa. Toma la bici para su último trayecto.
Imagino que antes de empezar a andar, arremanga 5 centímetros a su camisa para sentirse más ágil,
Imagino que siempre al andar en la bicicleta aprieta más el manubrio derecho para sentirse más seguro,
Imagino que siempre camina por la sombra, cerca de los árboles,
siempre aspira hondo cuando pasa cerca de las jardineras guardándose todo el olor a tierra y humedad que le cabe adentro.
Exhala.
Suspira.

Mi vecina del primer piso tiene un bastidor frente a su ventana; éste da a la calle.
Imagino que después del café de la mañana, saca sus óleos y se sienta a pintar,
Imagino que le gusta el color salmón y los tonos ocres,
Imagino que tiene un pincel preferido, de mucho tiempo, el cuál limpia con más detalle y cuidado que otros,
Imagino que ella frota su pulgar con el dedo indice para enrollar las capas de pintura que secaron en sus dedos.
Probablemente deja de pintar cuando el sol se guarda,
y al día siguiente empieza su ciclo de nuevo,

Yo nunca camino sobre las ventilas de metro; siempre las rodeo. 
Sonrío cuando el viento me mueve el cabello y me cubre la cara; somos amigos.
Me resulta imposible conversar sin mover las manos demasiado.
Cuando estoy ansiosa me froto las manos sin control,
porque los nervios e inseguridades brotan entre el sudor de mis dedos.
Acaricio el huesito de mi clavícula cada que estoy estresada; me tranquiliza.

Imagino que ustedes imaginan que hago otras cosas...
O igual y no.


Un día sólo los observaré desde la banca cruzando la calle
Sin que me vean; los analizaré despacio, con mucho tiempo
Igual y no son nada asombrosos y me dan flojera; 
o igual y descubro que tienen las manías más hermosas del universo.