jueves, 20 de mayo de 2010

Pido.Pausa





Ya me caché.


Hice un pequeño recuento 
(pequeño porque si me pongo a analizar todos los años me tiro a las drogas)


Me dí cuenta que desde hace un rato ya no sonrío igual. 
Ya no tomo tantas fotografías
(ni tantas auto-fotos)
Ya no escribo tanto.
Ya no canto diario como antes.
Ya no me sale la risa tan fácil.
Me deprimo más rápido de lo normal...
y... y... que horror


(y... y que hueva).


Pensé que era la crisis previa a los 30... 
ahora sé que se llama falta de bolas pa volverme adulta. 
Estar en medio de esas dos etapas me causa un rechinido en el fondo de la cabeza e incomodidad diaria 

(... y mucha infelicidad).


Aunada a mi ya evidente crisis existencial 
(pero bah, de esa ya llevo un rato, por eso la inmortalidad y el fracaso me trauman
... pero bueno, eso vendrá con otro post... no ahora).


En estos días, un chico teatrero me hizo un buen regalo 
(aunque él no se haya dado cuenta)
me dio una platica pequeña sobre la mediocridad y el conformismo.
Igual no me dio la solución a mis problemas ni descubrí el hilo negro...
pero me acercó a un camino mucho más tangible para replantearme a mi.
Replantear los ideales: así de simple 


(y así de complejo).


...


Recordé unas sabias palabras que me dio Diego por alguna ruptura amorosa,
(sentados en la fuente del Centro Cultural Universitario, 
antes de entrar a Gaudeamus desde México... me acuerdo bien)




- Querida, tu felicidad no puede depender de alguien más. 
Aparte de ser egoísta, es un poco cobarde. 
Equivale a decir - Toma, mi felicidad es tuya, yo no me hago responsable...  




Se me quedó grabado.


Esa parte, de ser feliz con o sin alguien a mi lado, la aprendí
... aunque me ha costado trabajo corregir vicios pasados, no lo niego.


Con la infelicidad, en cambio... me ha costado más trabajo afrontarla.
Yo la he atribuido a eventos que me han pasado (o que han dejado de pasar)... no a mí.
No he tomado la responsabilidad de que esa infelicidad que siento es mía y sólo mía.
Y eso es muy cobarde de mi parte.


No hay ningún otro responsable: sólo yo.


Así como la felicidad me pertenece, mi infelicidad también...
y estará conmigo hasta que me agarre las bolas para patearla en la jeta.


El primer paso, supongo, es reconocer que uno anda mal:
ahora viene la época de sanación...




(sea lo que sea que eso signifique).


5 comentarios:

Cynthia Ramírez dijo...

La vida no tiene modo de "pausa". Es duro, pero así es. Hay que aprender a recuperarse trotando...

Anónimo dijo...

A seguirle camellando, que sólo así darás con las respuestas más importantes de tu vida...

D.Laurencich dijo...

yo.también.pido.pausa.
un abrazo tan calmante como el valium

gabilalara dijo...

Pienso que sí, hay que seguirle trotando pero hay que cuidar el huracán de adentro y mantener paz.

m.lecanda dijo...

Mayi, creo q todos carecemos de bolas (o interés) para convertirnos en adultos en algún momento de la transición. Pasando por los mismos sentimientos que tú, me cayó el veinte que lo importante es poder regresar a ése espíritu infantil y alegre que nos trae aunque sea por un momento, de regreso a cuando las cosas eran tan sencillas y tan nuestras. :)
Me contó Villa que te mudas, felicidades!! A poco no te da gusto ya poder volar solita?? ..Uno de los beneficios de la transición.
Hermoso blog Mayi, un abrazo!