Siento que el agua me llega en estos momentos, hmmm...
talvez como a la altura de la clavícula.
Aún puedo respirar bien, pero me empiezo a sentir incomoda
y últimamente me lleno de ansiedad con más facilidad.
Ansiedad, si. Esa es la palabra.
El trabajo no va mal, de hecho es bastante entretenido... pero no me siento realizada.
Aunado a su próxima mudanza al punto extremo de la ciudad, siento que mi tiempo ahí ya está cronometrado.
...Y créanme que puedo dejarlo todo por cosas que me apasionan y por cosas que amo,
pero agh, tristemente esta no es la ocasión.
Y se acercan los 30.
Me entra la mentada ansiedad de no saber si aquello que he planteado durante los últimos años es lo mejor.
No sé si mis planes y mis pequeños sacrificios vayan a tener los frutos que contemplo.
La incertidumbre me llena de nervios.
No se si la voz que me anima a tener esas metas es la de una idealista
o la de una escuincla que aún no sabe que pedo con la vida.
Quiero pensar que escuché a una mujer idealista... pero ya ni sé.
Los putos miedos al fracaso son los que me mantienen con los pies pesados en la tierra.
Esos zapatos de plomo me tiene harta y me lucen mal.
Es como estar viendo que juegan a la cuerda, y alguien me invita a unirme al juego.
Yo observo como dan vuelta a la reata y con cada golpe en el pavimento yo pienso
- Ahora si entro... bueno, a la que siguiente vuelta... bueno, en la ronda que viene...
Pero aght, el mentado miedo de caer es el que me tiene ahí,
analizando a ver cuaaal es el mejor momento para entrar y unirme al juego.
Me siento en un low-profile bastante mediocre.
Ya no quiero andar pensando que si brinco mal me voy a caer y me voy a hacer un rasponzote en la rodilla entonces el vestido azul que me compré hace un mes no me lo voy a poder poner para la boda de Salmita y voy a tener que usar pantalón sastre en la playa y en las fotos del bodorrio voy a salir terrible: y todo por brincar mal...
Y ya. Yo solita me volví loca.
Obvio no es el conflicto de la boda de Salmita (no te preocupes, Fierce! iré bien vestida a la boda, lo prometo)
Es la maestría, el querer vivir sola, el abrir un negocio propio, ¿pedir financiamiento para estudiar fuera o para un negocio al regresar? ¿regresar... estas segura? ¿y si en un futuro no funciona tu negocio? ¿irme con apoyo de mis papás o sin apoyo alguno? ¿sabes lo que ese apoyo significa? ¿hacer carrera en una empresa o estar en una empresa chica donde pueda aprender más? ¿aunque no tengas prestaciones? ¿y si mejor huyo a un kibbutz y lo dejo todo por una vida sencilla?
Y ya, tantas preguntas que no sé contestar me tienen súper abajo.
Y aclaro: No es malviaje.. juro que no son malviajes.
Son los putos miedos del futuro.
(Tenías razón, ahí radican mis problemas).
No sé enfrentarlos sin tartamudear.
Talvez porque el futuro de mi vida radica en las decisiones que tome ahorita, en los próximos meses...
y tanta responsabilidad me abruma y me pone muy nerviosa.
Y ya no puedo andar huyendo.
Envidio a los que se avientan sin miedo alguno.
Me hace falta ser más como ellos: dejar de pensar tanto en las cosas y en sus efectos
y ya, na más, soltarme y a ver en donde caigo.
(...y también, me hacen falta unas buenas rodilleras por si acaso)
Ya te veía venir, na más que me estuve haciendo bien mensa.
Bienvenida, crisis de los 26 y medio.